lunes, 29 de abril de 2013

La de los días tristes.

¿Que conexión hacen los cables de nuestra cabeza para que no dejemos de dar vueltas y vueltas a temas que a veces no son ni cómo pensamos?
¿Qué jodido duende maneja esos cables a su gusto?
¿Con qué poder se cree para hacernos y deshacernos en dudas y pensamientos?
Y así , pasamos horas y horas de nuestras vidas. 
Dicen que soñamos lo que sentimos, lo que tememos, lo que desconfiamos, lo que en realidad sabemos pero no queremos decir o ver, lo que amamos aún sin conocerlo.
Qué sueños tan falsos.
 ¿Por qué mi subconsciente me traiciona así?
Pues... "Ay yo que sé, déjame"
Quizás no nos damos cuenta de que soñamos en lo que creemos. Malo o bueno. El problema es que no queremos creer ya en nada. Somos así de simples y angustiosos.
¡Puta astenia primaveral! Diría yo.
Porque qué triste llorar sin ganas o reir sin risa.
Me da miedo volver a caer en esa rutina melancólica que al ser humano le gusta tanto. Ese estado de flagelación mental sin tú provocarlo.
Por eso, me pregunto: ¿Qué hacemos en esos días? En los que nada calla la melancolía gritando desesperada, como la loca que es. En los que nada vale y todo sirve. 
En fin...
Es lo que hay.

Quizas, alguna vez en otra vida...