miércoles, 12 de septiembre de 2012

En la cama, contigo. Sin tí.


Si bien triste está la casa sin tí, derrumbándose se haya la cama por todas las esquinas.
Si acaso es cierto eso que dicen de que "una se muere de amor", si en algún momento he de hacerlo, es en el que la noche cae. La persiana se baja. Las luces se apagan, y deslizo mi cuerpo para meterme sola entre las sábanas. Un cuerpo ya inerte sin más peso a mi lado que el de el vacío. 
La cama. Nuestra cama
Socia y confidente de tantos días y noches. De risas, lágrimas, gemidos, caricias, sexo, miradas... de amor.  Del nuestro. De nosotros. Del todo y del nada.
Nuestra cama, testigo mudo como si de un crimen perfecto se tratara...
Todo pasa rápido, salvo los momentos sin tí. Esos se hacen lentos y suaves. Como muchos de tus besos.
Pero, cojo fuerzas y me acuesto. En nuestra cama.
Miro hacia donde ahora habria una sonrisa perfecta y una mirada color clavada en mí por más oscura que sea la noche. Tos ojos, benditos ojos... Un cuerpo y unas manos que se deslizan por mi espalda, por mi culo. Acariciándome al sueño más profundo. Al que solo tú me haces llegar incluso despierta.
En la cama. Nuestra cama.